Cuando
por la noche miramos al cielo vemos muchísimas estrellas, tantas como personas
hay en el mundo. A cada persona le corresponde una estrella del cielo, que se
mantiene brillante debido al latido de su corazón.
Cuando el corazón de una persona se para,
su estrella desaparece del cielo y se convierte en una estrella fugaz que baja
en su busca, dejando caer sobre ella unos polvos invisibles, que hacen que la
persona se convierta en un bonito y mágico ángel blanco de alas plateadas. Como
es mágico se hace invisible, para que nadie vea al lugar donde va y como tiene
alas vuela, vuela, vuela y vuela muy ¡alto!, llegando a un lugar que nadie sabe
donde está.
Lo único que se sabe de ese lugar, es que
es mágico, desde el cual los ángeles ven todas y cada una de las cosas que
hacemos: ven como jugamos, cuando vamos al cole, las cosas que hacemos en casa…
por eso es muy importante que cuando miremos muy alto al cielo sonriamos,
porque a ellos les encanta ver como somos felices.